Cómo llevar a mi gato al veterinario

A los gatos les gusta la tranquilidad por encima de todo. Aunque de vez en cuando les encanta socializar y jugar con sus humanos, prefieren quedarse observando la calle a través de la ventana o dormir en su sillón favorito (duermen una media de dieciséis horas diarias). El problema llega cuando toca sacarlo de esa rutina de calma. Si a nosotros ya nos cuesta salir de nuestra zona de confort, ¡imagínate a ellos! Llevar al gato al veterinario suele convertirse en un momento bastante estresante para nuestros amigos felinos.

Y es que ya no sólo le estamos sacando de casa. ¡También lo estamos haciendo metiéndole en una mini jaula! Le estamos sacando de su zona de confort de la manera menos confortable posible. Y lo peor es que él o ella no entiende nada. No sabe que que es por su bien. Es por ello que os dejamos a continuación algunas recomendaciones para facilitaros a ti y a tu gato ese mal rato.

Humano, ¿qué pretendes?

Recomendaciones para llevar a tu gato al veterinario

  • Ten un transportín cómodo y duro. Los que son de tela se adaptan peor a su cuerpo y sus movimientos. Los duros les resultan más confortables. En Kiwoko puedes encontrar varios modelos, según las necesidades tanto de gato como de humano.
  • Alrededor de 15 minutos antes, deja el transportín abierto y a la vista del gato. Tiene que estar familiarizado con él y, de primeras, no le resulta agradable estar encerrado en un sitio tan pequeño.
Hermana perruna, sácame de aquí, anda…
  • Para positivizar aún más el transportín, deja dentro sus chuches favoritas. Intenta que sienta curiosidad en lugar de miedo. Y, además, que lo que encuentre en su interior le guste.
  • También «podemos introducir en el transportín algo que huela a la familia», añade María Teresa Martínez, adiestradora felina y colaboradora de Zarpas y Colmillos. «Incluso, se puede utilizar productos como Feliway».
  • Si puedes realizar estos tres pasos de vez en cuando, para que tu amigo peludo le pierda miedo al transportín, ¡mucho mejor!
  • No le agobies para conseguir que se meta en el transportín. Has de ayudarle a afrontar lo mejor posible esa situación. Hay que evitar al máximo empeorar la situación de estrés que está viviendo, ya que el transportín puede convertirse en un trauma para él si no lo gestionamos bien.
  • A la hora de llevarlo por la calle o en el coche, María Teresa Martínez apunta que lo mejor es «tapar el transportín con un pañuelo fino».
  • Una vez en la sala de espera de la consulta, coloca al gato en su transportín en un rincón lo más alejado del resto de animales y personas. «Si es en alto, mejor. Además, cada vez hay más veterinarios que tienen una estantería o rincón para ello», añade María Teresa Martínez. Es más, ponlo de manera que la puertecita del transportín mire hacia la pared. Así, conseguirás que se sienta más seguro, en lugar de indefenso.

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