El olfato es el sentido más desarrollado del perro. A través de él reciben multitud de información y puede ser una valiosa herramienta para mejorar y mantener la salud emocional del animal.

Vamos a ver de qué formas podemos utilizar esta capacidad en beneficio de nuestro compañero perruno.

• Hacer un sembrado (esparcir pienso por el suelo) o usar una alfombra de olfato nos va a ayudar a que el perro esté concentrado en una tarea si queremos distraerle de algún estímulo negativo, tanto auditivo como visual. También nos va a servir para bajar los niveles de estrés del perro.

• Seguir pistas de comida ayuda a mejora la ansiedad y a superar inseguridades, aumenta la satisfacción al estar buscando y facilita la conexión del perro y el guía durante el rastreo.

• Juegos de triles. Ponemos varios recipientes iguales como conos o vasos de papel boca abajo y separados por unos 30 cm. Bajo uno de ellos escondemos un trozo de comida sin que él sepa cuál y le acercamos para que lo encuentre. Este ejercicio nos puede servir para estimular a perros geriátricos, tratar la depresión y mejorar el autocontrol.

• Jugar al escondite. Todos hemos jugado con amigos cuando éramos niños. También podemos jugar con nuestro peludo y pasar un rato divertido tanto para él como para nosotros.

• Buscar un juguete por casa. Enseñamos a nuestro perro uno de sus juguetes favoritos y, sin dejar que lo coja, lo escondemos fuera de su vista pero en un sitio de fácil acceso. Le damos una señal para que inicie la búsqueda y en pocas repeticiones el perro asociará la señal al juguete escondido. A partir de ahí podremos ir complicando la búsqueda para evitar que el perro pierda interés en el objetivo final. Por ejemplo, podemos enseñar al perro a buscar en sitios innovadores: olor en alto, enterrado, lugares o situaciones nuevas…

Ayudar a nuestro compañero peludo de forma divertida y saludable es una satisfacción a la vez que nos va a servir para fomentar un fuerte vínculo social con él.