¡Pasamos el ecuador del camino! Cada día las etapas parecen más fáciles. Nuestro cuerpo humano y perruno se va acostumbrando al ritmo de caminar, una pata tras otra, hora tras hora.
Y así, paso a paso, hemos llegado a Portomarín, un pueblo pegado a un río caudaloso que da, al parecer, unas truchas de relamerse. Aún no las he probado y no se si me tocará algún trocito. Aunque entre los restos del chuletón de ayer y de la empanada que me han dado hoy, voy bien servida.
Mucho tráfico
La etapa a sido como caminar por la Gran Vía de Madrid, solo que sin correa y rodeada de prados. Es principio de puente y se nota. Además, hemos entrado en los últimos 100 kilómetros de camino, los mínimos para tener la Compostela. De la noche a la mañana los peregrinos se han multiplicado por diez.
He tenido que ir sorteándolos, yendo y viniendo al paso de mis compis humanos. Os voy a confesar una cosa: son algo lentos y hay que esperarles todo el rato. Menos mal que tengo explanadas de hierba donde rebozarme, vacas a las que molestar y otros perros para entretenerme…
Coincidencias perregrinas
En esos encuentros del camino hoy he conocido a otros dos perros peregrinos. ¡Venían con su humano desde República Checa! Iban con tienda de campaña y sus patas están aguantando bien. Y eso que llevan siete meses caminando y han tenido que vérselas con nieve en Suiza. Ahí lo pasaron un pelín mal, dicen.
Os cuento también que mis patitas aguantan. Incluso van endureciéndose a cada día que pasa. Tan contenta voy que a ratos cojo algún que otro palo a ver si mis compis me lo tiran. No me siguen mucho el juego, dicen que están cansados, son un poco blandengues.
Por lo demás, una etapa preciosa entre colinas y aldeas gallegas, enriquecida con empanada y caldo, en la que he sumado un adorno más a mi collar: la concha jacobea. Ahora sí estoy lista para entrar en Santiago.
Llegados a Portomarín, esta noche dormimos en el albergue A Fontana de Luxo, en dos habitaciones con la cocina al lado. Toca descansar junto al río 🙂
Información de la etapa
Distancia: 22,4 kilómetros.
Alojamientos perregrinos
Vilei
– Albergue Casa Barbadelo. 638 674 607 (perros duermen en el patio)
Barbadelo
– Albergue O Pomball. 686 718 732 (perros duermen en el jardín).
Portomarín
– Albergue Fontana de Luxo. Está algo lejos del centro, a la entrada del pueblo, pero es bonito y tranquilo con vistas al río. 40 euros la habitación doble, 35 la individual.
– Albergue Utreia. 676 607 292. Familiar y recomendado por otros perregrinos.
– Albergue El Caminante. 982 545 176.
– Albergue Porto Santiago. 618 826 515.
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