En esta sección queremos contaros experiencias de casas de acogida. Son historias de personas y peludos con las que queremos ayudar a los indecisos a tomar una decisión. Porque sabemos que mucha gente ha pensado alguna vez en acoger y en Zarpas y Colmillos no podemos seguir sin ellos. Sin esas personas que abren su casa a un animal necesitado y le dan una oportunidad.

En este artículo, vamos a contar la experiencia personal de Teresa, amante de los animales y que ha acogido gatos, conejos y cobayas.

Pregunta – ¿Qué te animó a ser casa de acogida?

Respuesta – Lo decidí porque hay muchos seres que padecen solos y necesitan amor, cuidados y un hogar. Yo no puedo vivir sin ayudar sabiendo que falta tanto para tantos animales.

P. – ¿Qué conlleva acoger un animal?

R. – Ante todo, responsabilidad, conocimiento del animal, paciencia y tiempo para él.

P. – ¿Es la primera vez que acoges?

R. – No, ahora tengo en acogida a un felino del que vivo enamorada, pero anteriormente había tenido conejos, cobayas, jerbos y hámster. Un poco de todo.

P. – ¿Recomendarías la experiencia?

R. – Lo recomiendo al cien por cien, por la satisfacción de saber que, siendo casa de acogida, siempre tengo la posibilidad de salvar o dar una vida mejor al animal que está en el presente y a uno futuro.

P. – ¿Qué ha supuesto para ti, personalmente, acoger a un animal?

R. – Ser casa de acogida me ha aportado mucho. A pesar de vivir un momento personal muy complicado, me alegra comprobar que tengo ganas de ayudar y que, a pesar de todo, se puede. El premio de ver su felicidad es mi mayor recompensa.

Gracias Teresa por tu sinceridad y tu pasión por los animales y gracias, principalmente, por acoger.
P. – ¿Qué es lo peor que llevas?

R. – Lo peor es tener que separarte del animal. A mi personalmente se me hace muy duro.

P. – ¿Y cómo consigues que sea menos dura la separación?

R. – Mi filosofía es pensar que siempre es superior el bien que se hace al que se va y, por consecuente, al próximo que venga. De esta manera podemos ayudar y salvar más vidas.

 

P. – ¿Qué consejo le darías a una persona que está pensando en acoger?

R. – Les diría que se planteen cómo sería su vida con una acogida. El tiempo que tienen para el animal, las ganas de cuidarlo, mimarlo, atenderlo, jugar con él… Si fuese necesario medicarlo, posibles viajes que puedan surgir… y si encaja, entonces, ¡adelante!

P. – ¿Hay algún caso que te haya marcado?

R. – Sí, Jacob era una cobaya que encontraron abandonado en un jardín, era mayor y estaba enfermo. De hecho, pensaron que no pasaría de esa misma noche. Se recuperó y lo acogí en mi casa. Necesitaba medicación diaria y vigilar su comida. Estuvo conmigo un año y siete meses, las chicas de la protectora decían que era increíble el tiempo que pudo sobrevivir.

En definitiva, el amor lo puede todo, yo fui feliz por darle mis cuidados y él me aportó gracia y compañía y me enseñó que siempre merece la pena el esfuerzo por ayudar a vivir. Nunca le olvidaré y tiene un lugar en mi corazón.

P. – ¿Por qué decidiste ser casa de acogida en Zarpas?

R. – Conocí a una voluntaria y no me hizo falta más. Conozco su compromiso y su constancia admirables. Me gustaría agradeceros con el alma, el gran esfuerzo que hacéis, que no es nada fácil y abarca muchos campos: emocional, tiempo, económico… y que, sin todo el equipo de Zarpas, no sería posible. El bien se multiplica y vuestra labor salva vidas y hace posible que otras personas podamos ser felices ayudando.

En Zarpas es muy importante la labor de las casas de acogida, ya que sin ellas no podríamos continuar nuestra actividad. Siempre las necesitamos. Si estás interesado/a en acoger a animales necesitados, consulta este enlace y no dudes en consultarnos. ¡Gracias a todas las casas de acogida!

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