En este apartado os contamos experiencias de adoptantes de Zarpas y Colmillos. Con sus vivencias, quizás podamos animar a alguien a adoptar y concienciar sobre la responsabilidad de abrir nuestra vida a un animal. Son historias reales de gente normal que tomó esa importante decisión. Hoy os presentamos a Irene y Héctor, que comienzan su relato con una aclaración:

«En realidad nuestra idea inicial, no era adoptar a un animal, sino ser casa de acogida… Ahora bien, a la conclusión a la que llego es que «no fuimos buena casa de acogida» porque las dos experiencias que hemos tenido, han resultado en dos adopciones, je, je».

Suri, la gatita que adoptamos

Yo soy educadora canina y aunque hay diferencia entre las especies también hay muchas similitudes… Por ello, en las dos experiencias de acogida decidimos centrarnos en gatitos que tenían problemas de conducta. Esto fue tanto en el caso del primer gatito como en el caso de Cali, ahora Suri.

Cali llegó a nuestra casa junto con su hermana Mali, siendo recogidas de una colonia y presentando comportamientos muy antisociales con las personas y muy agresivos.  Al principio, todo eran bufidos, caminaban prácticamente reptando y hasta la comida había que dársela con un cucharón largo para no llevarnos zarpazos… Después de un tiempo con ambas hermanas contacté nuevamente con la asociación ya que no veía progresos en su comportamiento cuando estaban juntas, pero sí veía ligeros avances cuando las separábamos de manera momentánea. Llegaban a ronronear y a amasar la toalla en la que estaban envueltas cuando las cogíamos. Por ello, propuse separarlas quedándome con Suri para continuar la sociabilización y la adaptación a las personas.

Desde este momento, todo fue mucho más fácil, solo era dedicar tiempo y reforzar los pequeños avances que iban teniendo. En este punto, todavía estaba separada del resto de nuestros gatos, de forma que pasábamos tiempo con ella durante el día y por la noche nos la metíamos en la habitación a dormir con nosotros. Se empezó a encontrar muy a gusto, y fue cuando comenzamos la adaptación al resto del entorno y de los compañeros felinos. Al cabo de un tiempo, se incorporó totalmente a la dinámica de nuestro hogar y ahí supimos que ya era una más y que no podíamos dejarla ir…

Esta es la historia de Suri, ahora libre de miedos. De hecho, es extremadamente cariñosa con nosotros, con sus hermanos felinos y con mi perra Arwen, que cruzó ya el arcoíris, y con la que estaba completamente hermanada.

¿Qué conlleva adoptar?

Adoptar conlleva una hermosísima responsabilidad, implica querer compartir todo con un nuevo miembro de la familia. También se deben realizar las adaptaciones necesarias en la casa para que estén seguros y tengan una vida plena. En nuestro caso, más allá de las mosquiteras, hemos decidido adaptar todos los entornos, llegando a tener una habitación de juegos para ellos y adaptando el salón de forma que puedan disfrutar de los espacios verticales. Aporta, sobre todo, mucha felicidad; nos resulta imposible imaginar nuestra vida sin alguno de ellos.

¿Por qué decidisteis adoptar/ser casa de acogida en Zarpas y Colmillos?

Conocíamos la asociación y además, nos habían ayudado con unas gatitas que recogimos de la calle. Sara nos preguntó si podíamos ayudar en la socialización y así lo hicimos.

¿Podríais contarnos alguna anécdota con Suri?

Anécdotas con Suri hay de forma diaria. Lo que más me llama la atención de ella, es la profunda transformación que ha tenido, ya que de ser miedosa y arisca ha pasado a ser lo más parecido a un perrito faldero en el cuerpo de una gatita. Es hambrona, pedigüeña y tremendamente descarada. Es muy juguetona y puedes estar horas tirándola juguetes y ella te los devuelve para que continúe el juego, al igual que un retriever.

Otra anécdota es el origen de su nombre, ya que para demandar atención, cariño o juego, desde el principio adoptó la postura del suricato, a dos patitas, y de ahí vino el nombre de surigata.

¿Qué consejo daríais a una persona que está dispuesta a adoptar?

Creo que está casi todo dicho… Únicamente recalcar que sea una decisión meditada, que todos los miembros de la familia estén de acuerdo, que se acepten todas las responsabilidades asociadas a esa adopción: el tiempo que vas a emplear a un nuevo miembro, el dinero que vas a invertir, las adaptaciones en el ambiente que quizá tengas que hacer… Sobre todo saber que lo importante es la paciencia y que no podemos pretender que todo sea a nuestro ritmo, sino que tenemos que respetar los propios procesos de adaptación de cada animalito.

En el caso de que no haya animales en casa, mi consejo, en el caso de los gatos, es adoptar a dos. Hay animales que han pasado gran tiempo de su vida unidos y es una pena tener que separarlos. Y si ya hay animales en el hogar, aconsejaría acoger antes de adoptar. Así, nos aseguramos de que la adaptación es posible a los animales que ya hay en casa. Y en el caso de que no sea posible, que esto no sea un problema para ningún animal, ya que siendo casa de acogida habremos ayudado a ese, y en un futuro, podemos intentar acoger otro/s que quizá encajen más con los miembros de la familia.

¡Muchas gracias, Irene y Héctor por compartir vuestra experiencia como adoptantes y gracias por adoptar!

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