Experiencias de adoptantes. Deva: «Volvió a cambiar nuestras vidas»

En este apartado os contamos las experiencias de nuestros adoptantes de Zarpas y Colmillos. Con sus vivencias, quizás podamos animar a alguien a adoptar y concienciar sobre la responsabilidad de abrir nuestra vida a un animal. Son historias reales de gente normal que tomó en su momento esa importante decisión. Hoy os presentamos a Deva que sin dudar rescató y adoptó a Bosque.

Primer contacto con Zarpas y Colmillos

Siempre me han gustado los animales, especialmente los perros, y siempre quise colaborar con protectoras, pero como nos pasa muchas veces, por tema laboral es difícil encontrar el momento y el tiempo necesarios.

Un día vi en Facebook un caso muy sonado que tuvo Zarpas y Colmillos. Un perrito muy mayor, ya sin dientes y con algún problema de salud derivado de la edad, había sido abandonado en el sur de Madrid en plena Navidad. Me puse en contacto con la asociación para conocer de qué manera podía ayudar. Me acerqué a verle y a llevar latas de comida húmeda especiales para su condición de salud y desde entonces seguí más de cerca la labor de Zarpas y Colmillos.

Adopción de una primera mascota

En 2016 adopté un perro que había sido abandonado con 3 meses en Lorca, Murcia. Se dieron varias circunstancias por las que yo tenía más tiempo libre y decidí implicarme más con Zarpas y Colmillos, ya que yo vivía en Madrid.

Además de colaborar económicamente con ayudas, o en los eventos que crean, me hice voluntaria para ayudar a los animales -perros y gatos- que están en acogida, principalmente haciendo portes con mi coche para llevarles al veterinario cuando lo necesitan.

Una historia un tanto «confusa»

En el puente de diciembre de 2017 Sara, la presidenta, me llamó desesperada: ¿recuerdas el caso de los dos hermanos de 4 meses que estaban en Maikan que publicamos para buscar acogida y sacarles de allí para salvarles la vida? Les sacamos ayer y una de las familias que se había comprometido a acoger a uno de ellos se ha echado para atrás y la otra me dice que lo quiere “devolver” porque huele mal. Yo me quedé a la hembra, pero hay que ir a recoger al macho antes de que lo dejen en cualquier parte. Es puente, no hay mucha gente aquí y yo trabajo hoy, no sé qué hacer, ¿puedes ir tú por favor?

Ahí volvió a cambiar nuestras vidas. Le dije: «Claro Sara, sin problema, ahora mismo salgo para allá».

Me fui con Batman, mi primer perro adoptado. Llegamos a una gasolinera donde habíamos quedado con la familia que no soportaba su olor, le recogí, y le metí en el coche. Batman le recibió muy contento, pero Bosque -así se llamaba el rescatado de Maikan- todavía seguía con miedos y le sacó los dientes. Nos fuimos para casa y nada más llegar se pusieron a correr y a jugar en el sofá. Batman le llevó todos los juguetes y en ese momento me di cuenta de que el hermano/compañero que siempre quise para Batman nos había encontrado.

Decisión de adoptar un compañero más

Le dije a Sara que me diera dos días para comprobar que realmente se llevaban bien. Y pasado ese tiempo, formalicé la adopción. Tuve que contratar un adiestrador porque tenía algunos traumas del tiempo en la perrera: protegía los juguetes, la comida, y ladraba a todo lo que se movía. En muy poco tiempo conseguimos curarle esas heridas y ahora mismo es uno de los peludos más felices, cariñosos y mimosos que conozco. Es un corazón andante cubierto de pelo.

Consejo para quien quiera adoptar

Para cualquiera que quiera adoptar un perro: hay que pensar en todo lo que eso supone, el gasto económico, la implicación sentimental, el cambiar tu forma de vida porque habrá cosas que ya no puedas hacer o que debas planificar de otra manera, tener en cuenta el tiempo que hay que dedicarles y la atención que necesitan.

Todo eso se ve más que recompensado por todo el amor, compañía y buenos momentos que dan, además de las personas que conoces a través de ellos y que pueden llegar a convertirse en buenos amigos que de otra manera no hubieras conocido.

Requisitos para adoptar

También hay que ser conscientes de las circunstancias a las que se enfrenta una protectora cuando tiene peticiones de adopción. Tendemos a pensar que todos somos iguales pero no es así. Hay personas que van con dobles intenciones, o que no son conscientes de en qué se están metiendo, o que llevan una vida que no es compatible con el cuidado de un perro. El ejemplo más claro es lo que pasó con las personas que se ofrecieron a acoger a Bosque y Selva cuando Zarpas les sacase de la perrera. Y las consecuencias que eso tiene para una protectora donde la gente implicada es voluntaria, son muchas. Las protectoras a veces pueden parecer desconfiadas, pero es su labor ser así para evitar nuevos abandonos o malos tratos. No hay que pensar que tienen algo en nuestra contra, sino que velan por el bienestar de los animales. Ellos son los únicos que pueden protegerles ante la maldad o los cambios de parecer de los humanos. El proceso de adopción es un trámite totalmente necesario para asegurar el bienestar y felicidad de los adoptados.

En la actualidad…

Por mi trabajo me tuve que mudar hace tres años a Suiza. Por supuesto que Batman y Bosque vinieron conmigo, nunca se puso eso en duda, hasta el punto de que en la entrevista de trabajo cuando me dijeron cuánto tiempo necesitaba para mudarme dije: “Una semana: meto la bici y los perros en el coche y me vengo». Cada vez que regreso a España conduzco 14 horas para evitar que tengan que pasar el mal rato de ir en la bodega de un avión. Si se quiere, siempre se pueden hacer las cosas sin dejarles atrás. Es muy necesario ser consciente de lo que implica tener un ser vivo a tu cargo y ser sincera con una misma sobre hasta dónde estás dispuesta a adaptarte a esas nuevas circunstancias. El abandono no es una opción y eso es lo que persiguen protectoras como Zarpas y Colmillos.

Batman, Bosque y yo os animamos a adoptar de manera responsable y os deseamos que seáis tan felices como nosotros. Y si las circunstancias no os permiten adoptar, siempre hay otras maneras de ayudar, con portes o siendo casa de acogida o de mil maneras más.

PD: Bosque nunca olió mal. Al ser invierno, haber estado a la intemperie y tener tanto pelo, podía oler un poco a humedad, pero ya está. Si no te gusta el olor a humedad, los pelos en la ropa o el barro en la casa tras los paseos invernales, mejor no adoptes.
¡Muchas gracias, Deva por compartir tu experiencia de una manera tan honesta y gracias ante todo por adoptar!

Si has leído hasta aquí quizá sea porque también quieres vivir esa experiencia y estás pensando en adoptar a alguno de nuestros zarpitos/as. Si crees que estás preparado/a para esa responsabilidad, puedes consultar los animales de nuestra protectora que están esperando una familia que los quiera para siempre.

También puede ser que te hayan entrado ganas de ser casa de acogida, y en estos momentos son más necesarias que nunca, ¿nos echas una zarpa acogiendo a un peludo?

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