Mi nombre es Kichiro. Nací en una colonia callejera y me falta la mitad de una de mis patas traseras. Este aparente hándicap lo he convertido en una virtud, algo que me hace especial, único y diferente. Esto no me ha impedido jamás correr, jugar, trepar, saltar, y todo lo que los demás gatos pueden hacer. Mi agilidad obviamente es algo más lenta, lo que en la calle muchas veces se convertía en un peligro. Ya sabéis que un segundo puede ser cuestión de vida o muerte en la vida ahí fuera. Pero siempre he sido un valiente y no he dejado de hacer todo lo que me propongo.
Me sacaron de la calle cuando una de mis patas delanteras se lastimó y no podían asumir el riesgo de que sufriera ningún daño.
Me he estado esforzando mucho durante mi vida callejera, así que ya es hora de que por fin encuentre la tranquilidad y la estabilidad que puede brindar un hogar, donde pueda ser atendido y querido. ¿Serás tú el afortunado que se gane mi corazón?
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