Koki es un gatito adulto que llego a nosotros gracias a una voluntaria de la asociación que estaba alimentando a una colonia. Cuando lo vio, estaba enfermito y, sin dudarlo, lo llevó al veterinario. Estaba deshidratado, con niveles bajos de hematocrito, con lo que tenía una anemia severa y mucho dolor. Koki, como superviviente que es, salió adelante y ahora está con una familia esperando una oportunidad. A nuestro felino de la semana le falta un ojito, pero eso no le impide llevar una vida absolutamente normal y es, como veréis, un gato 10 en todos los sentidos.
¿Cómo es Koki?
Tras salir del veterinario nos dimos cuenta de que Koki empezó a demostrar lo buen gato que es. Según nos cuenta Fernanda, su mamá de acogida, es muy cariñoso y todo el rato pide mimos. En cuanto Fernanda llega a casa, Koki va hacia ella para que le de caricias y agradece día a día a su salvadora todo ese esfuerzo que se hizo por él.
Fernanda lo tiene claro, Koki es un gato ideal: «Es un cacho de pan y es muy mimoso y agradecido». Nos cuenta también que se pasa el 80 por ciento del día durmiendo, pero cuando se levanta come, pide cariño y juega con sus dos juguetes favoritos, que son un ratón de pelo blanco que tiene arena por dentro y hace ruiditos y un muñequito que le regaló.
Koki se porta genial en casa. No es ningún trasto, al contrario, es un gato muy tranquilo y perfecto para cualquier tipo de familia, sobre todo para los primerizos.
Se tumba en su camita (aunque prefiere la cama) y se pone a ver la tele con todos vosotros como uno más de la familia. Nos cuentan en su casa de acogida que su comida favorita son las latas gourmet y el ruido que más odia es el de la aspiradora y la escoba.
Ha tenido muy mala suerte en la vida, ya que al pobre le falta un ojito y ha dado positivo a leucemia, pero eso no obstaculiza para nada su vida. Solo necesita una familia definitiva en la que demostrar todo lo que vale.
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