El gobierno de Reino Unido ha implantado la Ley Lucy, que prohíbe la venta de perros y gatos menores de 6 meses en las tiendas de mascotas. Además, será ilegal la compra a criaderos por parte de las tiendas. Si quieren vender animales, deberán ser criados en la misma tienda junto a su madre.

¿Por qué surge esta ley?

Lucy es una perrita que había sido sometida a parir una vez tras otra. Es de raza Cavalier King Charles Spaniel. Fue rescatada de un criadero ilegal en Gales en el año 2013.

La perrita había pasado la mayor parte de su vida encerrada en una jaula. Debido a la falta de ejercicio y la situación inhumada en la que se encontraba, sufría una deformidad en las caderas.

Lisa Garner se la llevó a su casa y, desde entonces, pretende sensibilizar a los ciudadanos contra el maltrato animal por medio de las redes sociales.

Actualmente existe una cuenta en instagram en honor a Lucy. Si queréis visitarla podéis hacer clic aquí.

A pesar de haber sido rescatada, Lucy murió tres años más tarde. Tuvo la suerte de haber conocido la parte buena del ser humano a pesar de todo lo que había sufrido.

Cuando un animal no sirve para procrear acaba abandonado en la mayoría de sus casos.

¿Cuándo entra en vigor la Ley Lucy?

La fecha prevista para prohibir este tipo de circunstancias se dará a partir del 6 de abril de 2020. Si el plazo se cumple, en este mismo año estará prohibido la venta de los gatos y perros menores de 6 meses a excepción de acudir directamente a criaderos, a un refugio o a una protectora. Bien es cierto que si el cachorro ha nacido y ha sido criado en la propia tienda, podrán venderlo. Pero no se permitirá la compra a terceros.

¿Con qué fin se impone esta ley?

El objetivo que se busca con la Ley Lucy es evitar estas »granjas» de animales, donde tienen a hembras constantemente preñadas para tener una camada tras otra y venderlas a terceros.

Además, imposibilita a los cachorros estar con su madre.

Estas circunstancias conllevan a que el animal esté más débil de lo habitual, sus defensas caen en picado, y, como consecuente, es más probable que contraigan enfermedades e infecciones. No solo afecta a la madre, sino a los propios cachorros. Por si esto fuese poco, habitualmente los criaderos no suelen mantener las condiciones higiénicas adecuadas. Muchos de estos animales, fallecen en el momento del parto o pocas semanas más tarde. Además, los cachorros que son separados de sus madres demasiado pronto pueden desarrollar problemas de socialización.

Los defensores de los animales llevan años luchando porque esta ley se acepte y parece que se ha conseguido.

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