Perros que marcaron la historia (parte I)

En esta serie de artículos hablaremos sobre perros que, por distintos motivos, dejaron su huella y su nombre en la historia, demostrándonos una vez más lo leales, inteligentes y especiales que son estos animales. Dicho esto, hoy el protagonista será Barry. ¡Vamos a conocerlo!

Barry, el perro rescatista de las montañas

Barry nació en 1800 en el Gran Hospicio de San Bernardo, en Suiza. Fue un perro de la raza que ahora conocemos como San Bernardo (cuando Barry estaba vivo, la raza no tenía un nombre específico) que trabajó como perro de rescate montañés.

El Hospicio se encuentra a casi 2.500 metros sobre el nivel del mar en el traicionero paso del Gran San Bernardo, que conecta la ciudad suiza de Martigny con Aosta, en Italia. Este albergue proporcionó durante casi mil años alimento y refugio a los viajeros que se aventuraban por este paso. Se dice que los religiosos y sus perros salvaron la vida a más de 2.000 personas en dificultad. Hasta el siglo XX el único modo de cruzar de un valle a otro era a través de los pasos de montaña. Se trataba de una travesía muy peligrosa, especialmente en invierno, ya que el tiempo podía cambiar rápidamente. Así, desde finales del siglo XVII, se entrenaron perros de montaña para rastrear viajeros perdidos y darles calor con su cuerpo en caso de hipotermia.

Los canónigos del Hospicio pasaban sus días y sus noches rezando y atendiendo a sus huéspedes. Mientras tanto, los guías locales patrullaban los caminos y socorrían a cualquier persona que no podía resistir más su camino en ese difícil entorno alpino. En la mitad del siglo XVII, perros fuertes, de todas las razas –entre los que se encontraba Barry–, acompañaban a estos vigilantes. Era mucho más fácil recorrer esos senderos con perros grandes al frente, por su buen sentido de la dirección y porque, con sus cuerpos grandes y robustos, se abrían camino entre la nieve, además de su excelente olfato. Cuando olían que había alguien en el sendero, alertaban a los guías.

La leyenda dice que Barry murió mientras intentaba realizar un rescate. Lo que sí es cierto es que murió tranquilamente en Berna, en 1814, dos años después de que un soldado lo hiriera supuestamente por confundirlo con un lobo en las cercanías del Hospicio. Se dice que un sirviente del monasterio dirigió al perro convaleciente a la capital suiza, pero las razones de esta decisión son un misterio. Cuando murió, su cuerpo fue donado al Museo de Ciencias Naturales de Berna, donde fue embalsamado. También se le dedicó un museo en el Cimentière des Chiens de Asnières, cerca de París.

Marc Nussbaumer, autor del libro «Barry del Gran San Bernardo», piensa que el famoso perro, luego del ataque que sufrió con 12 años de edad, fue destinado a desempeñar un papel educativo. Dijo alguna vez que todas las historias relativas a los perros y las buenas acciones que realizaron se concentraron en su figura, como un caso de primus inter pares (primero entre iguales). En otras palabras, Barry representa a todos los perros que se ocuparon de las tareas de rescate en los últimos 300 años.

En el Museo de Historia Natural de Berna se encuentra la exhibición permanente «Barry – el legendario San Bernardo». Está abierta al público desde junio de 2014 para celebrar los 200 años de la muerte de este célebre perro. La exhibición explica la historia de Barry y también aborda la función del Hospicio del Gran San Bernardo y de los monjes que vivían allí. Además, la muestra compara el rescate de personas en los Alpes hace 200 años y actualmente.

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