Si estos días de calor son insoportables para nosotros, ¡imagínate para nuestros peludos! Es normal verlos estirados en el suelo, sin moverse del sitio más fresco de la casa o delante del ventilador. Pero si eres de aquellos afortunados que poseen una piscina o tienen acceso a ella, aquí te damos unos consejos para disfrutar de ella junto a tu perro.

 

Tipo de agua

Empezaremos distinguiendo los tipos de agua para piscinas que hay: básicamente son las que se basan en el cloro y las que lo hacen en la sal.

Nuestra compañera Sammy, adiestradora canina y colaboradora de Zarpas y Colmillos, es asidua a trabajar con piscinas y perros. Ella nos nos advierte sobre los peligros de las piscinas de cloro “ las piscinas de cloro obviamente son mas agresivas para la piel porque irrita si no te enjuagas bien después, al igual que en personas.” Los productos químicos que contiene el cloro son más nocivos que la sal, por lo que la piel de nuestro perro puede reaccionar con alergias, sarpullidos, e incluso intoxicación.

Por experiencias previas con mascotas que incluyen las mencionadas intoxicaciones, hinchazónes y alergias, requeridas incluso de atención veterinaria, desde aquí no os recomendamos que bañéis a vuestro perro en piscinas de agua con cloro.

Igualmente, sea cual sea tu decisión y el tipo de agua que utilice tu piscina, tendrá que medir el pH regularmente, teniendo en cuenta que el sudor, saliva o cremas solares pueden alterarlo y dañar la piel de tu mascota.

 

 

¡A remojarnos!

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es buscarle un acceso a nuestro perro para que pueda entrar y salir de la piscina por sí mismo y cuando quiera. Si tu piscina no dispone de escalones, puedes colocar una pequeña rampa para facilitarle la entrada y salida.

Sammy con Balto, nuestro Zarpito en busca de un hogar.

Una vez tenemos asegurado la accesibilidad, concédele tiempo y espera a ver su reacción.
Si no se mete por sí mismo no lo presiones. Sammy nos aconseja que “lo mejor es no obligarles a meterse si no quieren, y de hacerlo, poco a poco y dándoles confianza y seguridad para positivizar ese momento en el agua.”

Para ayudar a que coja confianza y pierda el miedo, podemos utilizar alguno de sus juguetes favoritos siempre y cuando sean aptos para la piscina. “Podemos utilizar juguetes que floten en el agua, como este, y que sean fáciles de agarrar para que no traguen demasiada agua” cuenta Sammy.

Una vez coja confianza y esté disfrutando en la piscina, no olvides vigilarlo. NUNCA dejes a tu perro sin vigilancia, ya que no podrás reaccionar a tiempo si surge cualquier accidente. Si no podemos asegurar la vigilancia cuando estemos lejos de la piscina, será mejor que la cubras con un cobertor para evitar que accedan por ellos mismos.

Por mucho que sepamos que sabe nadar y confiemos en que estará a salvo, es mejor prevenir que curar.

 

Una ducha al terminar el baño.

Al salir de la piscina, es importante enjuagar o incluso bañar a nuestro perro para retirar la totalidad del cloro u otros químicos de su pelaje. “También es muy importante secar bien las orejas y axilas así como las patitas” nos aconseja Sammy, “sobre todo hay que tener en cuenta que hay perros que son propensos a tener dermatitis, es decir les aparece una herida en la piel hasta transformarse en úlcera

Heridas causadas por bacterias

Hay que prestar especial atención pues “son perros generalmente o con piel muy sensible o con doble capa de pelo, como los golden y los labradores. Al secarles sólo lo hacemos en la primera capa sin llegar a la segunda, lo que genera en la capa más interna humedad y un microclima ideal para que se genere esa herida hasta ir a peor.”

“Que traguen agua, beban, el estrés o la ansiedad tanto por bañarse como por el miedo también puede ayudar a que se generen vómitos y diarreas, por lo que ese día arroz con pollo si estamos muy preocupados, pero normalmente no hay que darle mayor importancia”

Posibles lesiones por uso de la piscina en perros

Si tenemos una piscina de obra, puede que el hormigón que recubre los bordes dañe las almohadillas o uñas de nuestros perros. Hay que tener cuidado y revisarle bien sus patas para detectar posibles rozaduras. Por otro lado, en el caso de las uñas hay que tener en cuenta que “al estar en agua las uñas se reblandecen eso hace que sean más sensibles o débiles para quebrarse o partirse, por lo que es fácil que ésta sea una de las lesiones más comunes” advierte Sammy.

“Es posible que sólo se descascarille, es decir, el nervio se mantenga intacto pero que sangren un poco. Puede ser que se les parta y sangren algo más o puede ser que sólo sea fisura, es decir, no se ha roto del todo».

En cualquier caso, lo mejor es estar atento al animal y ver sus reacciones para evaluar su gravedad. “En función de la gravedad habrá que acudir o no al veterinario, aunque normalmente no es necesario ya que manteniendo reposo, poniendo un calcetin y sin sobreesfuerzos se regenera y no requiere mayor atención.”

Nuestro peque, Balto (en el medio), disfrutando de una carrera con sus compañeros

Las carreras, los juegos, saltos y demás movimientos también pueden acarrear lesiones. “Por la excitación y los saltos a veces pueden existir torceduras, distensión de ligamentos o esguinces.

“Probablemente requieran antiinflamatorios y la visita al veterinario para asegurarnos de que no es más grave y que reciba la atención inmediata necesaria.”

Sammy también nos da un par de consejos para evaluar rápidamente la lesión de nuestra mascota. “Podemos realizar un leve masaje, hiperextendiendo y flexionando el miembro, si notamos que se queja y hay dolor habría de acudir al veterinario, si no, le hace el masaje y dejaremos reposar la noche, a ver qué tal amanece.”

 

 

Muy bonito todo pero… ¡No tengo piscina!

Si no eres parte de aquellos afortunados que pueden hacer el delfín durante el verano, siempre puedes comprar una piscina de plástico portátil o colchoneta inflable para refrescar a tu peludo. Recuerda echar agua fresca, ya que al ser de pequeño tamaño y estar al sol se calienta enseguida, además de renovar el agua para que no se generen bacterias.

Eso sí, en estos casos tendrás que pedirle permiso a tu mascota para ver si te deja refrescarte un poquito en su piscina. ¡Seguro que a cambio de un par de chuches te deja darte un chapuzón sin problemas!

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