Cuando nos quedamos embarazadas, surgen un millón de miedos y dudas que, hasta ese momento, no habían pasado por nuestra cabeza. Uno de esos miedos es la dichosa Toxoplasmosis, especialmente cuando tenemos gato en casa.

Por desgracia, muchos gatos son abandonados por este tema. Ya no solo por el vergonzoso e inhumano acto hacia el pobre animal, sino también por la falta de información de aquellos que llevan a cabo dicho abandono.

¿Qué es la Toxoplasmosis?

Para empezar, la Toxoplasmosis es una enfermedad transmitida por un parásito y, en los casos más dramáticos, puede producir malformaciones en los bebés durante los primeros meses de gestación. Cuando la padecemos, apenas notamos los síntomas; como mucho, parecerá una simple gripe. Muy a tener en cuenta: una vez padecida, nuestro cuerpo se vuelve inmune al parásito. Es más, en los primeros análisis que nos manda el ginecólogo al quedarnos embarazadas, se incluye una prueba que determina si la hemos sufrido o no. En caso positivo, no deberíamos preocuparnos de ello pues ya tenemos los anticuerpos para combatirla.

En segundo lugar, infectarse de Toxoplasmosis puede suceder de muchas formas, no sólo por el contagio gatuno. De hecho, es mucho más probable que suceda por otras vías antes que por ese tipo de transmisión. Comer frutas y verduras mal lavadas, carnes mal cocinadas o, incluso, simplemente tocar una carne infectada son otras formas de que pueda suceder. Sin embargo, aunque posible, sigue siendo difícil que suceda.

Embarazo y gato en casa

Y volvemos con el tema felino: para que un gato nos transmita Toxoplasmosis, tiene que ser un gato en constante contacto con la calle y que se dedique a cazar aves y roedores. Es decir, si nuestro amigo peludo es casero, es muy poco probable que nos vaya a transmitir Toxoplasmosis.

Siendo más concretos, estos parásitos se encuentran en las heces, así que no vas a enfermar por el mero hecho de acariciar a tu gato o por convivir con él. Es decir, que si a pesar de todo lo dicho anteriormente, tienes miedo a contagiarte, tu pareja u otra persona puede hacerse cargo de cambiar el arenero del gato durante el embarazo.

Recomendaciones para evitar padecer Toxoplasmosis u otras enfermedades durante el embarazo:

  • Lavar bien las frutas y verduras.
  • Cocinar bien la carne.
  • Evitar patés, jamón serrano y embutidos en general.
  • No beber agua de dudosa procedencia (fuentes, etc.).
  • Delegar la responsabilidad de cambiar el arenero del gato a otra persona.
  • Aunque suene a tontería, evitar tocar el ano y partes íntimas del gato.
  • Utilizar guantes para realizar tareas de jardinería.

Disfruta de la compañía de tu gato y de cómo él o ella también siente a tu bebé, tanto dentro de tu tripa, como cuando ya esté entre vosotros. El vínculo que se puede crear entre un bebé y un gato (ya no sólo con un perro) es muy especial, mágico y precioso de ver.

Antes de abandonar, infórmate y toma las medidas adecuadas. Pero no des la espalda a alguien para quien tú lo eres todo. Dale la oportunidad de ser feliz a tu lado y de haceros feliz a ti y a su nuev@ hermanit@ human@.

¿Quieres saber más en profundidad sobre el tema? Puedes echar un ojo a artículos especializados, como éste de GEMFE (Grupo Especialista en Medicina Felina) o este otro, realizado por una veterinaria especializada en el tema felino: Embarazo, gatos y Toxoplasmosis

Agradecemos a Rebeca Santos Juan, veterinaria y colaboradora de Zarpas y Colmillos, por la información facilitada.

Deja un comentario

Your email address will not be published.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.