En este apartado os contamos las experiencias de nuestros adoptantes de Zarpas y Colmillos. Con sus vivencias, quizás podamos animar a alguien a adoptar y concienciar sobre la responsabilidad de abrir nuestra vida a un animal. Son historias reales de gente normal que tomó en su momento esa importante decisión. Hoy os presentamos a Aina que decidió adoptar a Ferro, después de que su hija lo tuviera en acogida.

«Mi hija, que vive en Madrid, ya ha tenido dos perros en custodia. Durante la pandemia, por suerte tiene teletrabajo, se encontró confinada con Ferro, de dos años. Empezó mandándome fotos y videos de Ferro y me enamoré de él» – comienza relatándonos la adoptante.

«Yo vivo en Mallorca, sola con mi marido enfermo con deterioro cognitivo. Meses antes le había comprado un lorito yaco gris de cola roja. Eso le activó sus sentimientos, ya que son oriundos de su país natal, Guinea Ecuatorial» – prosigue.

«En 4 meses obtuve la adopción de Ferro, mi hija me lo trajo desde Madrid en avión. Así que ahora tengo una lorito, llamada Ribocho (Alegría en bubi, su idioma) y mi Ferro, el torbellino de casa» – afirma Aina.

«Esa fue mi experiencia, y mi marido, aunque sea poco, se entretiene muchísimo con los dos. Ribocho habla muchísimo, nos imita las voces y responde a nuestras llamadas» – concluye.

Si has leído hasta aquí quizá sea porque también quieres vivir esa experiencia y estás pensando en adoptar a alguno de nuestros zarpitos/as. Si crees que estás preparado/a para esa responsabilidad, puedes consultar los animales de nuestra protectora que están esperando una familia que los quiera para siempre.

También puede ser que te hayan entrado ganas de ser casa de acogida, y en estos momentos son más necesarias que nunca, ¿nos echas una zarpa acogiendo a un peludo?